viernes, 12 de diciembre de 2014

La casa de los siete tejados, de Nathaniel Hawthorne


Título: La casa de los siete tejados

Título original: The House of the Seven Gables

Autor: Nathaniel Hawthorne

Año de publicación: 1851

Editorial: Alianza

Número de páginas:  409

Precio: 12,90€

La Casa de los Siete Tejados es el nombre que recibe popularmente la mansión de la familia Pyncheon, que se cree víctima de una maldición desde que el patriarca, el puritano coronel Pyncheon, arrebató las tierras sobre las que se erige al humilde Matthew Maule, que terminaría siendo ajusticiado por brujería durante los célebres juicios de Salem de 1692. Ciento cincuenta años después, parece que el destino de los escasos descendientes de la familia que aún viven en la casa confirma la maldición de Maule. La inesperada llegada de la joven e inocente Phoebe Pyncheon parece prometer un nuevo hálito de vida y esperanza para los moradores de tan lúgubre residencia, pero ni ella ni sus primos se imaginan que pende sobre ellos una terrible amenaza de consecuencias imprevisibles.
Sí, es él.
¿Qué pasa si juntamos en una casa con siete tejados a una chica con complejo de Blancanieves, un tipo que parece la reencarnación del juez Frollo, una mujer que siembra el terror con su ceño y un tipo recién salido de la cárcel tras treinta años (y que no quiere mirar a su hermana porque es fea)? Sí, habéis acertado, es La casa de los siete tejados. La verdadera protagonista de la historia, un lugar con una historia teñida de sangre. Pero no a lo Monster House, no, ya lo veréis.

Bromas aparte, ¿en qué estaba pensando cuando cogí este libro de la biblioteca? O mejor dicho, ¿en qué estaba pensando cuando lo continué leyendo a pesar de que estaba viendo que este libro no era lo que aparentaba? Bueno, respondiendo a la primera pregunta, leí la sinopsis y me pareció interesante y atrayente, sobre todo cuando vi mencionadas las brujas de Salem. Después, cuando vi que había hecho una mala elección, seguí leyendo por esa cosa que llaman orgullo lector y que dice que si se empieza un libro, se acaba. Supongo que ese es mi defecto fatídico.

Cogí este libro pensando que sería una historia donde se jugaría con lo sobrenatural y lo terrenal, con lo fantasmagórico y lo cotidiano, todo ello ambientado en el pueblo donde tuvieron lugar los juicios de brujas, en la Nueva Inglaterra del siglo XIX . Tengo que decir que parte de esta idea preconcebida me vino tras leer la sinopsis de la propia contraportada. ¿Se puede estar más lejos de la realidad? Yo creo que no. Porque elementos sobrenaturales, pocos. Si alguna vez encuentro a la persona que clasificó este libro como literatura de terror, tendré unas palabras con ella.

Y no habría pasado nada si, aunque el libro no fuese lo que prometía, hubiese tenido otras cualidades, pero no. Hacía tiempo que no me encontraba con un libro así, un libro que se me haya hecho tan pesado y cuesta arriba. Porque a este libro le sobraban páginas. Muchas. Muchísimas. Para la historia que cuenta habrían hecho falta cincuenta (de cuatrocientas que tiene mi edición) porque en realidad no pasa nada. Sin embargo, el autor prefiere perderse en interminables reflexiones que no llevan a ninguna parte y que ponen a prueba la paciencia del lector, prefiere narrar hechos que al final no aportan nada y convierten la narración en una perorata horrible. No voy a negar que su prosa es ingeniosa (y adornada como corresponde a una novela de su siglo), pero eso no salva la historia de ninguna forma. Aburrida, innecesariamente larga y con una resolución que ofende por su simpleza. Una historia que hace que te salga la vena psicópata. Sin ir más lejos, hubo un momento en el que un personaje casi salta por la ventana y yo deseé empujarlo para que la historia por fin acabase.

Yo al acabar la novela. Ahora entiendo a Frodo.
Está considerado por muchos como la mejor novela americana y, sinceramente, no sé qué le ven. Sí, algunas de las reflexiones que hacen son muy interesantes y sí, se nota la crítica social, además de un peculiar sentido del humor del autor, pero no creo que sea suficiente, no en esta novela.

Así que resumiendo, esta novela me ha decepcionado mucho y me ha hecho estar mirando todo el rato cuánto quedaba para acabar el libro. No obstante, le daré otra oportunidad a Hawthorne con La letra escarlata. Y si sigue igual... Bueno, entonces es que este autor no es para mí.

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