domingo, 31 de agosto de 2014

Las naves de la magia (Las Leyes del Mar #1), de Robin Hobb

Mientras decido si es mejor hacer reseñas de sagas enteras o hacerlas de cada libro por individual (podéis decir qué os gusta más en los comentarios, os lo agradecería), aquí vengo con la primera parte de la trilogía Las Leyes de Mar, de Robin Hobb.

Título: Las naves de la magia (Las Leyes del Mar #1)

Título original: Ship of Magic (Liveship Traders #1)

Autora: Robin Hobb

Editorial: La factoría de ideas | DeBolsillo

Año de publicación: 1998

Número de páginas: 701

Precio: 14,95€


Tronconjuro. Madera viva. El bien más preciado del mundo. Como tantas otras mercancías de leyenda, únicamente se encuentra en los Territorios Pluviales.
El Mitonar es un centro de comercio exótico y el hogar de una nobleza mercante afamada por sus barcos vivientes -naves hechas de madera de mago, que maduran mágicamente hasta alcanzar un estado de consciencia.
La fortuna de una de las familias más antiguas está depositada en una nave recientemente despertada, Vivacia. Para Althea Vestrit, la nave es su legitima herencia que le ha sido negada -un legado que hará lo que sea por recuperar. Para Wintrow, sobrino de Althea, al que han interrumpido de sus estudios religiosos para servir a bordo, Vivacia es una condena perpetua. Pero el destino de la familia Vestrit -y del barco- puede estar en manos de un extraño, que trata de hacerse con el poder sobre todos los habitantes de las Islas Piratas...
Robin Hobb, sádica donde las haya
Robin Hobb, conocida principalmente por su trilogía de El Vatídico (aka El aprendiz de asesino, Asesino real y La búsqueda del asesino), nos presenta en esta trilogía un mundo que depende enteramente del mar. Todos los personajes están relacionados de una forma u otra con él, ya sea como piratas, mercaderes o monstruos marinos. Para cualquier amante del mar, de los barcos, piratas, etc. esta es una trilogía obligatoria. No es habitual encontrar una historia de fantasía en la que todo gire alrededor de este tema, y mucho menos que sea en los propios barcos donde se manifieste la magia.

Esta no es una trilogía muy conocida. De hecho, sólo hay que ver el número de reseñas que tiene en internet, al menos en español. Y sin embargo, me parece una de las mejores trilogías que he tenido la oportunidad de leer. Al menos, el primer libro deja con los dientes muy, muy largos. Creo que puedo decir sin temor a equivocarme que es una de las mejores lecturas de las que he disfrutado este año.

Pero tengo que admitir que al principio tuve mis dudas con este libro. ¿Por qué? La autora tiene una narrativa muy buena. Es capaz de crearte imágenes mentales de todo lo que escribe sin caer en la repetición o en descripciones demasiado rebuscadas. Eso sí, a veces las descripciones se le van (un poquito) de las manos. El problema es que tiene que introducir un mundo nuevo al lector y eso se nota en las primeras doscientas-trescientas páginas. Mientras leía tenía la sensación de que no avanzaba, de que la historia era muy lenta y de que no iba a salir con vida de ahí.

Sin embargo, llegó un punto en que la historia (de algunos personajes más que de otros) empezó a despegar y me encontré con que no podía dejar de leer. Para otra cosa no, pero desde luego esas primeras páginas de introducción me sirvieron para conocer a los personajes y entenderlos de modo que cuando a la autora le entró la vena sádica con ellos, yo sufrí como la que más. Porque si hay algo claro en este libro, es que si algo puede salir mal, saldrá mal e incluso peor. No recordaba haber sufrido tanto con unos personajes desde que leí a George RR Martin.

Imagen de John Howe. Seguramente lloraba la suerte de algún personaje mientras dibujaba.
Esta es una novela río con un montón de personajes y tramas que se van entrelazando poco a poco sin que nos demos cuenta. Nada queda al azar en esta historia, una historia que además está cargada de misterios y de cosas que se cuentan a medias y que te dejan con el gusanillo de saber cuál es la verdad o qué va a pasar con éste o aquel personaje. En este libro es imposible leer sin acabar encariñándote con algún personaje. Todos tienen una historia y un trasfondo que los hace ser como son, abandonando al temido personaje plano que no se desarrolla en todo el libro. Eso, unido a la excelente capacidad de Hobb a la hora de plasmar las emociones de los personajes, hace que nos encontremos con unos personajes complejos, cada cual con sus ambiciones y metas personales. Personajes como Brashen, Kennit, Althea, Wintrow... harán las delicias (o las dedichas, bien mirado) de todos.

Esta reseña toca a su fin. Espero que os haya despertado la suficiente curiosidad como para querer leerlo porque, de verdad os lo digo, a mí me ha encantado.

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